Elijo el Twerk porque me hace sentir poderosa, me hace sentir la mujer que soy. Y siento que debo dar clase a otras mujeres para que puedan sentir lo que yo siento, para que puedan liberarse de sus cadenas, explorar su sexualidad por y para ellas mismas.

Liberar toda esa energía y vivir el aquí y ahora sin pensar en nada mas, solo sentir su cuerpo mediante amor y respeto.

Me encanta el Pole dance porque en él encuentro la mujer que soy y que en muchas ocasiones oculto. Siento que es un arte al cual hay que darle visibilidad y dejar de estigmatizar. Creo que hacer pole te reconecta con tu propia esencia y te empodera. No es solo un deporte, para mi es un estilo de vida.

El pole dance es un deporte que no excluye, que trabaja cuerpo, mente y el amor propio. Es tocar la barra y solo ser yo misma. Y siento que como coach tenemos una gran responsabilidad, pues tenemos la oportunidad de abrirle la puerta a otras tantas personas y que descubran quienes quieren ser. Eso también es muy enriquecedor.

La danza forma parte de mi, y de una manera u otra siempre esta presente en mi movimiento.

Hay muchas maneras de entenderlo en el cuerpo y me encanta ver como cada una de las alumnas lo expresa con el suyo. Todo en la vida se puede bailar, ¿que mejor manera, que hacerlo en una barra de Pole?

El pole dance llegó a mi vida para cambiarla. Nunca había sido una chica de gimnasio ni me gustaba hacer deporte, pero cuando probé esta disciplina sentí que sin buscarlo había encontrado el hobby que cumplía todas mis expectativas. La fusión entre danza, fuerza, flexibilidad, feminidad, motivación, superación… hizo que se convirtiera en algo indispensable en mi vida. Por ello sí, lo considero un deporte para todos los públicos, con ganas y esfuerzo podemos lograr cosas que nos parecen imposibles.

Me encanta enseñar y transmitir todo lo que se para que las personas alcancen sus metas y disfruten de lo que hacen. El pole dance no es solo un deporte, si estas en el lugar correcto sentirás que formas parte de la familia que tú eliges.

Empecé a practicar pole dance el año que fui madre, necesitaba unos momentos a la semana para reencontrarme más allá de la maternidad. Fue probarlo y engancharme enseguida, es un deporte divertido donde consigues conectar con el presente.

Poco a poco vas viendo progresos, ganas fuerza, mejoras la flexibilidad, te empoderas y te motivas cada vez que logras movimientos o retos que antes te parecían imposibles.

Animaría a cualquiera que tenga curiosidad por este deporte a venir, probarlo y sorprenderse con las maravillas que nuestro cuerpo puede llegar a hacer.